1 – Insights o descubrimientos: antes de planificar cualquier cambio es necesario conocer el punto de partida, recopilando toda la información posible para detectar los problemas que estén afectando al equipo o a la organización. Para ello, podemos realizar reuniones informales con los equipos, encuestas, entrevistas, retrospectivas, etc.
2 – Opciones o alternativas: una vez identifiquemos un problema en concreto, se plantean las alternativas para afrontarlo. Tras la lluvia de ideas inicial, se priorizan las posibles soluciones en base a su coste de implantación, su valor e impacto y su nivel de disrupción en la organización.
3 – Experimento: ahora es el momento de implementar la solución decidida en la etapa anterior y ver si funciona. Para ello se diseña un cambio mínimo viable (MVC): un cambio pequeño y poco intrusivo que permitirá probar nuestra hipótesis.
La ejecución del cambio se divide, a su vez, en tres fases:
- Preparación: se diseña el experimento, y se utilizan distintos medios visuales que facilitarán su comunicación al equipo.
- Introducción: se comienza a trabajar con las personas implicadas en el cambio. Lo ideal en esta fase, es limitar la cantidad de cambios que ocurren al mismo tiempo.
- Revisión: en la última fase se revisa si el cambio ha surtido efecto o no, teniendo en cuenta el tiempo que consideramos necesario para que el cambio tuviera éxito. De este modo, se aprende de los resultados de cada experimento para ir adaptando el proceso de cambio y transformación.
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