El calendario por sí solo no hace a los equipos más felices ni más productivos, pero sirve para conocer de un vistazo el estado de ánimo de las personas, identificar patrones a lo largo del tiempo y crear una cultura de colaboración, empatía y trabajo en equipo.
Cuando las personas comparten los sentimientos que tienen a diario se crea un clima de mayor confianza. De esta manera, un registro en el calendario con una emoción negativa puede ser una excusa para que un compañero se acerque a la mesa de otro y le ofrezca su ayuda.
Para que el ejercicio sea efectivo, lo más importante es que las personas sean honestas con sus emociones y respetuosas con las del resto, evitando críticas y juicios de valor.
Aunque medir la felicidad es algo subjetivo, esta herramienta ofrece un primer acercamiento para hacerla cuantificable.
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